Si tu negocio ha crecido, el factoring puede ser una buena alternativa de financiamiento. Está orientada de preferencia a pequeñas empresas y consiste en un contrato mediante el cual una empresa traspasa el servicio de cobranza futura de los créditos y facturas existentes a su favor y a cambio obtiene de manera inmediata el dinero a que esas operaciones se refiere, aunque con un descuento.

Dicho de otra forma, si un negocio X ha hecho una venta y por ello tiene una factura para ser cancelada a 60 días por un valor de $1 millón, mediante el contrato respectivo se le entrega a la Empresa de Factoring o Banco que cuente con el producto de factoring, la que a su vez, de inmediato genera un monto de dinero equivalente al 90% de la factura. Cuando se cumpla el plazo de 60 días, la Empresa de Factoring o el Banco que hace esa labor, cobrará la factura original al cliente quien le pagará directamente y no a la Empresa X  que le dio la factura, y obtendrá el monto total, por lo que la diferencia constituirá su ganancia.

El factoring como tal presenta una serie de servicios, que pueden ser los siguientes:

• Asumir el riesgo crediticio, que se denomina factoring sin recurso. En este caso, si el cedido (empresa que tiene que pagar al cedente) incurre en impago, el riesgo de la operación lo asume la entidad financiera.
• Asumir el riesgo de cambio, si la factura es en moneda extranjera.
• Realizar la gestión de cobro y no hacerse cargo del riesgo de impago; que se conoce como factoring con recurso. En este caso, si el cedente impaga la operación, el cedente es quién corre con el agujero patrimonial.
• Realizar el cobro efectivo del crédito

Es importante como en toda operación bancaria siempre revisar con detalles las cláusulas, cobros de administración y otros que se pueden generar para de esta forma no llevarse luego sorpresas.

¿Conocías este concepto? ¿Alguna vez has pensado en tomar un factoring?

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